Opositar durante la pandemia




Esteban Serrano Tamayo
Secretario de Organización

Dentro de la educación que debe recibir el alumno, juegan un papel fundamental el profesorado y su selección. Todos estamos de acuerdo en que debe existir un sistema que organice esta elección y en el que todos los docentes tengan las mismas oportunidades, respetando los principios de igualdad, mérito y capacidad.

Como no podía ser de otra manera, probablemente la actual pandemia también condicionará el desarrollo de las próximas oposiciones a realizar allá por finales del mes de junio. Del mismo modo que han cambiado cuestiones inimaginables hasta ahora y por el lento ritmo de vacunación que llevamos en nuestro país, será necesario adaptar toda la estructura que gira alrededor de unos exámenes que movilizan a miles de profesores. Debemos garantizar unas condiciones de seguridad y salud tanto a opositores como a tribunales.

Desde 1588, cuando Felipe II ideó un sistema de exámenes para seleccionar al mejor profesorado, nunca nos habíamos encontrado con una situación tan complicada para realizar unas oposiciones. Este año, el estado físico y emocional de los aspirantes puede verse agravado por la carga que llevan a sus espaldas y por los propios problemas de salud derivados del coronavirus.

Probablemente la actual pandemia también condicionará
el desarrollo de las próximas oposiciones

Antes de comenzar el proceso de oposición, una cuestión importante y que todos los años genera bastante controversia entre los funcionarios docentes es el tema de los tribunales. Previamente a su formación, se publica una resolución para aquellos funcionarios que deseen integrarlos voluntariamente. En espera de conocer los datos de voluntarios para este año tan complicado, la realidad es que su número es cada vez menor, ante el empeoramiento de las condiciones en que deben realizar tan importante labor.

Si siempre hemos demandado mejorar las condiciones laborales y económicas de los compañeros que son miembros de tribunales, este año se hace más necesario que nunca. Además, serán indispensables unas instrucciones sobre su funcionamiento más claras que en anteriores ocasiones, especialmente en caso de no poder asistir algún miembro por contagio o contacto estrecho, y los integrantes suplentes deberán estar preparados para eventuales sustituciones en caso de confinamiento de los titulares. Estas instrucciones también deberán tener en cuenta a los opositores que no puedan asistir el día del examen por encontrarse enfermos, con síntomas o ser contacto, articulando medidas extraordinarias como fijar un segundo día para la realización de las pruebas.

Debemos garantizar unas condiciones de seguridad
y salud tanto a opositores como a tribunales

Cuando el número de voluntarios para cada especialidad no sea suficiente, la selección de los vocales se realizará este año mediante un sorteo aleatorio a través de un procedimiento informático. Esperemos que la fórmula de esta alea­toriedad se genere sobre una base numérica, no sobre la letra del apellido, que conlleva a repetir como tribunal a muchos profesores en contra de su voluntad.

El escenario que plantea la COVID-19 obliga a tomar medidas para preservar la salud y a establecer pautas que reduzcan el riesgo de contagio. Resultará fundamental una adecuada organización logística, con las sedes de los tribunales más distanciadas para evitar aglomeraciones a la hora de realizar las diferentes pruebas, y así conseguir mayor distancia social, minimizando el riesgo de contagio y, en definitiva, garantizando la seguridad de opositores y tribunales. Otra de las medidas para mantener siempre los dos metros de distancia entre los opositores tendrá que ser la utilización de aulas amplias, como pueden ser las de universidades.

El coronavirus también se ha colado en las programaciones, con los alumnos y profesores adaptándose en un tiempo récord a un nuevo modelo de enseñanza que ha dejado en evidencia el déficit tecnológico de nuestra educación y la brecha digital. Ante este panorama, muchos opositores se plantean dudas en cuanto al enfoque de su programación, cuestiones que no quedan resueltas con la nueva reactivación de la convocatoria de oposiciones. La actual resolución indica, por un lado, que la programación deberá dirigirse a un curso académico con carácter presencial, sin circunstancias excepcionales de crisis sanitaria, pero, por otro lado, señala que el tribunal valorará las medidas metodológicas, los recursos didácticos, así como las tecnologías de la información y comunicación adaptados a la impartición de la enseñanza telemática.

De una forma o de otra, esta y las demás pruebas requieren que la Administración asegure que todos los exámenes se lleven a cabo de forma homogénea en todos los tribunales de la misma especialidad y establezca un protocolo sanitario para la realización de las oposiciones, al igual que ocurrió con los exámenes de Evaluación del Bachillerato para el Acceso a la Universidad del curso pasado.

Este protocolo sanitario permitirá regular y armonizar las condiciones y los requisitos sanitarios que deben seguirse en la realización de las pruebas, ofreciendo seguridad y confianza a opositores y tribunales. La actual convocatoria de plazas debe servir para aumentar y estabilizar las plantillas en los centros con el fin de desdoblar grupos, reducir la ratio en las aulas y mejorar las condiciones de trabajo, para proporcionar al alumnado un mayor refuerzo educativo y una enseñanza óptima, más personalizada y segura, que enriquezcan el proceso de enseñanza-aprendizaje.